La cocina, con todos sus electrodomésticos, aparatos y calefacción, es un verdadero punto de acceso para el ahorro potencial de energía. Como el horno utiliza la mayor cantidad de energía y genera una gran cantidad de calor mientras cocina los alimentos, es un buen punto de partida para comenzar a ahorrar.
Por ejemplo, cuando hornee galletas use dos bandejas. Mientras que una está en el horno para hornear, la otra está preparada con galletas crudas, listas para reemplazar la bandeja en el horno sin desperdicio de calor y con el tiempo ahorrado que esto conlleva. Cuando horneamos pan también llenamos el horno con papas envueltas en papel aluminio. Las papas pueden almacenarse en la nevera sin papel de aluminio y usarse durante toda la semana en una gran variedad de recetas o como acompañamiento. Este método se puede aplicar a un plan de menú, ya que si está horneando un plato, intente incluir un plato de acompañamiento que también esté cocido.
Al apagar el horno uno o dos minutos antes de que se haga el plato, el calor residual terminará la cocción. Cuando haya terminado con el horno, abra la puerta para permitir que el calor sobrante caliente la casa.
El agua de cocción de la pasta se puede dejar afuera hasta que se haya enfriado por completo, para que el calor y la humedad se liberen nuevamente en el aire. Antes de tirar del tapón, considere dejar el agua caliente hasta que se enfríe. ¿Por qué pagar para calentar sus tuberías de alcantarillado? Al cocinar verduras, considere cocer al vapor en lugar de hervir. Cuando se cuece al vapor, se retienen más nutrientes en los alimentos, y debido a que requiere menos agua para calentarse, se utiliza menos energía.
En verano, considere cocinar en la barbacoa para ayudar a mantener la casa fresca. La mayoría de las barbacoas ahora incluyen quemadores laterales que hacen que cocinar al aire libre sea mucho más fácil.
Todos estos métodos son relativamente fáciles de adoptar y, si se suman, el ahorro de energía y tiempo realmente marca la diferencia.