Casi todos los padres luchan por encontrar la forma correcta de disciplinar a sus hijos, y esto se da porque desde un inicio, los padres de familia, abuelos o familiares no demuestran la suficiente autoridad para que los niños los puedan respetar.
Seamos sinceros, una cosa es atender con cariño y amor a los niños y otra no poner los límites necesarios para que se comporten adecuadamente en cualquier espacio. Este tipo de situaciones con niños desobedientes, se da sobre todo, en hogares donde la disciplina es laxa o incluso, inexistente.
Por ello, es importante conocer como debe establecer límites para que sus hijos los respeten, siendo de la misma forma positivos, coherentes y oportunos.
Es recomendable que la mayor parte de la disciplina para niños sea positiva. Esto significa que los comportamientos positivos deben recompensarse tanto como sea posible y los negativos no deben ser recompensados con mucha atención. Este es un buen consejo para cualquier niño, incluso para los niños con necesidades especiales, donde también se deben poner límites.
Cuando los niños se comportan mal, es importante que un padre descubra por qué. Pueden estar actuando de esta manera por su propia edad o se debe analizar porque se ha permitido una falta de límites en su educación.
Si su niño pequeño tiene un berrinche, esto se puede dar por frustración o por una mala crianza. Si se da por frustración, para calmarlos se pueden aplicar sencillas técnicas de respiración para que se puedan tranquilizar. A lo largo del tiempo esta práctica puede ser muy efectiva. Se dará cuenta cuando es un berrinche si al darle el objeto deseado se calman automáticamente, por ejemplo, lloran y hacen berrinche porque les compre una golosina y no les importa si es en plena calle, llorarán y harán escándalo hasta lograr su cometido.
Por ello, cuando se trata de mamá y papá, la disciplina debe ser consistente. Eso significa que el niño debe entender que cada acción tiene su consecuencia y en caso haya un mal comportamiento, un castigo debe venir inmediatamente después de la mala acción. Si los padres no ponen límites a sus hijos y actúan sin firmeza, carecerán de control.
El método 1, 2, 3 permite que los niños entiendan que por cada mal comportamiento habrá una consecuencia. Por ejemplo si están desordenando todo, haciendo ruidos molestos o ensuciando, advertirles por ejemplo «si sigues con ese comportamiento no comerás postre», y el niño sigue portándose mal, decirle, «1, 2 y 3» si su hijo no porta bien, le quitará el postre, aunque se resienta o llore, porque tiene que entender que todo mal comportamiento tendrá un castigo.
El castigo puede ser quitarle un postre, el ipad, algún juguete favorito, su programa de televisión favorito, no darle una propina, entre otros. Recuerde que debe ser consistente y usarlo cada vez que ve que su hijo no lo obedece. A la larga, asociará que por cada mal comportamiento perderá algo que le gusta y que la advertencia de «1, 2 y 3» tiene una consecuencia que no será de su agrado. Siempre debe actuar conforme a lo que se le ha advertido al niño, porque si cede perderá espacio y autoridad.
Los mismos castigos deben ser utilizados cada vez. Si los padres deciden que quieren usar el método 1-2-3, tienen que usarlo cada vez y tiene que haber un resultado si llegan a «tres». No puede contar hasta dos y luego volver a contar porque el niño sabrá que pueden salirse con la suya.
Si un tiempo fuera es el castigo después de alcanzar «tres», esto debe hacerse cumplir sin importar qué. De lo contrario, corre el riesgo de perder el control del momento y de la situación, trayendo como consecuencia que el niño no aprenda nada.
No se debe esperar a que el otro papá o mamá llegue a casa para enfrentar el problema o para reprender el mal comportamiento del niño, ya que podría sentirse confundido cuando está siendo castigado mucho después de que ocurrió el evento. El tiempo es esencial por lo que cualquier correctivo debe hacerse inmediatamente.
Es importante que ambos padres estén involucrados en la aplicación de la disciplina, a fin que el comportamiento del niño no cambie dependiendo con cual de sus padres esté.
El mal comportamiento debe ser tratado de la misma manera, ya que esto le da al niño una idea clara de lo que sucederá cuando haga algo que no debería estar haciendo. Cualquier castigo postergado no funcionará con su hijo pequeño.
También es importante que los padres mantengan la calma. Trate de evitar gritar o salirse de control. Si siente frustración, debe alejarse de la situación para calmarse. La crianza de los hijos es difícil para cualquier padre, por ello evite que las cosas pueden salirse de control fácilmente porque esto puede darse incluso para el mejor de los padres.
Cada niño aprenderá acerca de la disciplina de una manera diferente, y mientras los castigos sean justos, inmediatos y consistentes, debe haber algún progreso. Siendo consecuente y con la práctica, logrará buenos resultados.