La enfermedad es inevitable, aunque si se puede prevenir y cuidar bien de la salud para evitar caer en alguna de estas. Sin embargo, la enfermedad llega sin previo aviso, no respeta edad, credo, raza ni posición social, lo único que vale es ser humano. Pero la pelea es peleando y la lucha es por sobrevivirle a esa enfermedad, reponerse y recuperar fuerzas, tanto en el cuerpo como en el espíritu, para seguir adelante y dejar atrás el mal episodio, más aun cuando se trata de enfermedades graves y existe el riesgo de recaer.
¿Cómo sobreponerse?
Lo mejor que puede hacer el paciente es disponerse a ser atendido y acrecentar su voluntad de vivir, llenarse de paciencia para recibir su tratamiento, cumplir el reposo y llevar a cabo su terapia de recuperación lo mejor posible. Del estado de ánimo puede depender la recuperación, el cuerpo responde a todas las emociones, sean buenas o malas, las emociones buenas que son las que debemos buscar son: alegrías (visitas, humor y risas, regalos y gustos que se reciben, presentes como: flores, frutas y cosas hechas por los niños), sensación de paz (esto lo consigue la música suave, la relajación, el aire fresco y el silencio para el buen descanso), la comodidad (estar en un lugar confortable, con buen clima, bien atendido, donde tenga esparcimiento sin agitarse más de lo permitido) y distracción sana (lectura, ver televisión, escuchar música, jugar algún juego de mesa, ratos de conversación).
¿Cómo reponerse después de la recuperación física?
Tras una convalecencia, vienen nuevamente las preocupaciones y el estrés de la vida cotidiana, pero no es momento para trastornarse la vida con tantas cosas en que pensar, en este punto hay que trazarse un nuevo plan o rutina y cambiar el estilo de vida, hacer otras actividades, brindarse tiempo para sí mismo, comer diferente y saludable, mantener el buen humor y la cercanía con familiares y amigos. Evitar que los demás derrochen lástima, buscar de que le dejen hacer sus actividades, retomar su vida marital si la tiene y si es posible, haga un corto viaje a otro ambiente, disfrútelo y olvídese de todo, preparando el organismo, la mente y el alma, para volver a la estresante cotidianidad, donde le esperan cuentas, responsabilidades, cosas pendientes y el bullicio de todos los días.