Cuando pensamos en la elección de una carrera, la primera idea es el impacto y la influencia de la familia en la orientación profesional.
En materia de educación, la familia viene a ser el primer contacto de los niños con los patrones de la cultura, tomemos en cuenta que la cultura se transmite de generación en generación a través del aprendizaje y que los niños tienen como uno de los primeros agentes de socialización, a la familia. A partir de este modelo, el niño establece sus ideas y conceptos sobre el mundo. Las experiencias escolares, la socialización con los amigos y familiares, van formando en los niños las primeras impresiones sobre el trabajo y los logros profesionales.
En este sentido, cuando pensamos en la elección de la ocupación durante el crecimiento de los niños, son en base a estos modelos que el niño se va familiarizando y formando sus propias impresiones.
La elección de la profesión, primero pasa a través de la experiencia de los padres.
Actualmente, en la mayoría de las familias, ambos padres trabajan, y durante el tiempo que pasan juntos, discuten y comentan de su entorno profesional. Son estas expresiones que los padres hacen a menudo, las que tienen un alto impacto en sus hijos con referencia a su futuro profesional y laboral, solo que los mismos padres no se percatan de ello.
La figura del padre, sin embargo, tiene una influencia diferente en la formación de este concepto.
La madre, además del trabajo externo, por lo general también asume las responsabilidades sobre el cuidado del hogar. El padre se va temprano, se pasa el día fuera, y por la naturaleza masculina, se involucran menos en los detalles de la vida cotidiana.
Para los niños de 8-9 años, el padre es visto como un héroe, capaz de todo y cualquier cosa: jugar al fútbol, construir un barrilete, puede arreglar la moto o el grifo, cambiar las bombillas, y hacer que todo funcione.
Piense en este ejemplo: la noción de un niño sobre el dinero proviene básicamente de lo que ve .A menudo oye una conversación como esta:
– Papá, ¿me compras esto?
– Hijo, no, no tengo plata.
– Sin embargo, puedo usar la tarjeta de crédito..
Entonces, para el niño, la noción sobre temas como acceso al crédito y tarjetas, parecería algo mágico e irreal, como si nunca hubiera que pagarlo.
Así que la idea con respecto al dinero que el niño construye, no es en todo real, sino que ve al padre desde una perspectiva idealizada «mi padre es el mejor». La empresa para la que trabaja es genial, da regalos en el Día del Niño y Navidad y su trabajo es impresionante. El niño ve a su padre como un héroe y de adulto quiere ser como él.
Sin embargo, a medida que maduran, esa concepción se hace más amplia y abstracta, y al igual que la idea del dinero, el concepto de trabajo se vuelve más realista y a veces decepcionante…
En la adolescencia, los hijos perciben la motivación real del trabajo y muchos sacan sus propias conclusiones: “Yo no quiero la vida de mi padre para mí. Su teléfono no para de sonar», «Está a disposición de los clientes y se olvida de la familia.” Este es un tipo de comentario que seguramente alguna vez has escuchado.
De ahí la importancia del diálogo y la participación de la familia para hablar acerca de las carreras y las opciones de carrera. Los hijos observan a los padres de sus compañeros de clase, hacen comparación de las profesiones, salarios, actividades, y forman sus opiniones.
Los padres pueden y deben compartir sus experiencias profesionales con los niños, destacando las fortalezas y debilidades de sus opciones. No deben sobrecargarlos con las frustraciones que han tenido a lo largo de su formación y carrera, deben guiarlos y permitirles tomar sus propias decisiones , así como adoptar responsabilidades.
Las experiencias de las primeras entrevistas de trabajo se pueden compartir por toda la familia, para que los lazos se fortalezcan y el legado de la experiencia realmente pueda pasar “de padre a hijo.”