Los Psicólogos revelan hasta qué punto tener un amigo imaginario es bueno para el desarrollo de los niños. Si usted ha visto a su hijo hablando solo o pasar mucho tiempo con alguien que nunca ha visto, es probable que esté hablando con un amigo imaginario. Sin embargo, no hay motivos de que preocuparse, la presencia de los amigos imaginarios en vida de los niños es más común de lo que se imagina. Los estudios muestran que casi el 70% de los niños tienen un amigo imaginario en algún momento de la vida, especialmente en torno de los tres a los siete años edad. Entienda las razones por las cuales los niños crean amigos imaginarios y en qué medida pueden ser saludables.
¿Por qué un amigo imaginario?
Hay muchas razones por las que el niño tenga un amigo imaginario. Una de las ellas es la soledad, después de todo, el niño está creando justamente la presencia de un amigo, un compañero.
También sucede que los cambios significativos en el mundo del niño hacen que este se aferre a un amigo imaginario. El fallecimiento de un ser querido, cambios de domicilio, de escuela, el nacimiento de un hermano, el cambio de algún amigo o familiar a su casa, la dificultad de hacer frente a las reglas en el hogar o en la escuela, la separación o incluso un largo viaje de alguno de los padres, cambiar de casa o de ciudad, son las principales razones por las que un niño se aferra a un ser inexistente.
Los hijos únicos son solitarios
Se engaña el que cree que los hijos únicos son solitarios y crean amigos imaginarios. La ausencia de los padres y la falta de socialización con otras personas pueden hacer que estos pequeños escapen a otra realidad.
Hay una idea de que los hijos únicos son solitarios, e incluso es que en realidad ellos lo son. Sin embargo, esto solo sucede cuando no hay una preocupación de los padres de que el niño sociabilice con otros niños y esto puede suceder con hijos únicos o no. Los niños con hermanos mucho más mayores o con hermanos con los que no tienen afinidad pueden sentirse solitarios. Es decir: estar rodeado de personas que no le agradan al niño, ahora dotado de personalidad, voluntad y opinión, influye en que estos prefieran vivir en su mundo interior, aislado del resto.
Importancia del amigo imaginario
Muchos padres no saben cómo hacer frente a los amigos imaginarios de sus hijos, preocupándose demasiado acerca de esta relación ficticia. Sin embargo, es saludable para los niños, ya que a menudo ellos requieren de una compañía solo para ellos.
Es importante darse cuenta de que la creación de este amigo, que puede ser un animal, un superhéroe o un adulto, es una forma saludable y creativa del niño para lidiar con lo que está sucediendo en su mundo interior. Además, los estudios indican que la relación con este amigo ayuda a construir la identidad del niño, incluso en su madurez.
Función de los padres
Los padres deben estar preocupados únicamente en dos situaciones: cuando el amigo imaginario demora en desaparecer o cuando el niño no entiende que ese amigo no existe. Los niños saludables saben que este amigo no es real y que es una creación propia, por lo tanto, controlada por ellos. Los chicos que muestran una certeza de la existencia de ese amigo, o que tienen dificultades para distinguir la realidad lúdica y no tienen control sobre esta creación, deben ser encaminados por un psicólogo y, en algunos casos, por un psiquiatra infantil.
La atención de los padres es fundamental, sobre todo cuando los niños son solitarios o empiezan a comportarse de manera diferente. Los padres deben estar atentos a lo que está sucediendo en la vida de los niños: el contexto de sus vidas, sus comportamientos y sobre todo sus discursos. Los niños siempre dan indicios si las cosas van bien o no. Esta observación permitirá a los padres evaluar si este nuevo amigo es una relación sana y trae una situación preocupante.
Lo esencial es que los padres no destruyan la fantasía del niño o le digan que este comportamiento no es el adecuado. No es prudente confrontar la realidad del niño o tratar de explicar lógicamente lo que es un producto de la imaginación. Por lo tanto, es importante que los padres dejen que el niño viva esta relación creativa y sólo participen cuando sean citados. En este punto, deben recibir y aprobar al amigo imaginario, que en realidad es aceptar y adoptar a su propio hijo.
Interferencia en el día a día
En la mayoría de los casos, la presencia del amigo imaginario no interfiere en el día a día de los niños, sobre todo porque estos no van a la escuela, sino que en cambio pasan más tiempo dentro de la casa. Las relaciones externas, en la casa con los padres y con otros familiares cercanos sólo son importantes para los niños a partir de los 7 a 8 años de edad, y es en esta etapa en la que los amigos imaginarios ya no son necesarios y por lo general desaparecen.
Cuando la relación con un amigo imaginario perdura y el niño ya está en una edad más avanzada, y relacionado a esto los padres notan un retraso en su maduración emocional, de aprendizaje y el establecimiento de verdaderas amistades, se aconseja consultar a un especialista.
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